Cartas Filosóficas: De donde venimos

Imprimir
Recuerdos y Testimonios Fluyentes sobre el Filósofo Marxista de la Esperanza: Ernst Bloch

En Venezuela, en nuestro Círculo Bolivariano de Estudios "El Momoy" en Chiguará, después de que Franz había introducido algunas de sus series metodológicas más recientes en cuanto a la multi-lógica de nuestra ciencia revolucionaria y filosofía emancipadora, mi mente se ha encontrado viajando “adelante y atrás” en lo que conciernen los últimos trece años de inquietud filosófica que hemos compartido, recordando a nuestros queridos maestros filósofos con un inmenso entusiasmo, recordando nuestros esfuerzos ardientes, puntos de partida diversos, las numerosas interrogantes, innumerables discusiones y debates, nuestras primeras sesiones sistemáticas para desarrollar nuestro propio método filosófico y lógico para poder superar las fallas que encontrábamos en los sistemas de nuestros pensadores favoritos.

El primer paso que hicimos en esta dirección fue el desarrollo de nuestro propio lenguaje filosófico con sus símbolos específicos - esfuerzos que se materializaron en 1994 en un libro auto-editado de 57 páginas con una portada negra, titulado Introducción al Método del Pensar-Hacer, el cual simplemente llamábamos nuestro “Libro Negro”.

También recuerdo todos los amigos y camaradas en el camino, quienes de una u otra manera, durante algún tiempo o más, formaron parte de nuestro viaje y contribuyeron a nuestro avance y aceleración filosófica, aunque esto muchas veces significaba tener que confrontar algunas verdades bastante amargas que nos llevaron a la desilusión brusca y a la ruptura con algunos mitos muy bien cuidados que habíamos llevado con nosotros durante media vida. Así que, en cuanto a nuestro propio pensar, filosofar y también actuar, estuvimos, por diversas circunstancias y como lo expresa nuestro querido amigo, Carl Zimmermann, en su fórmula concisa, obligados a descubrir y construir nuestro propio mundo desde cero, sin olvidar los fundamentos y también las cenizas, de las cuales esos nuevos mundos comenzaron a surgir.

Pienso que por dos razones vale la pena rastrear los múltiples hilos de nuestra propia filosofía y método hasta sus orígenes y demostrar cómo nacieron. La primera razón tiene que ver con el propósito de facilitar una especie de guía para todos aquellos que quieren aproximarse a nosotros filosóficamente y seguir nuestro propio desarrollo filosófico (Werdegang). La segunda razón tiene que ver con lo que se llama Selbstverständigung en alemán, algo como un “auto-entendimiento” dinámico, que vuelve a tratar los asuntos centrales filosóficos por causa de su siempre ampliada clarificación, según lo que podríamos llamar el “principio de la transmetamorfosis”: se puede volver a tratar el mismo problema filosófico mil veces y nunca será lo mismo, porque ni uno, ni el problema son lo mismo, no importa las veces que uno lo vuelve a tratar. En este sentido, nosotros y nuestros problemas filosóficos somos, existimos y trascendemos como algo nuevo e innovador, como “viajeros y horizontes trans-mocionales”, esto es, en movimiento, entendido como “reposo y movimiento”, y en trans-moción como “ni reposo ni movimiento”.

La Pregunta del Río Meno


La chispa que inició nuestro viaje hacia lo filosóficamente desconocido se dio en 1990, en una tarde primavera durante un paseo al lado del río Meno en Francfort Kelsterbach, cuando pregunté a Franz, qué entonces queda de pensar en términos de un pensar y filosofar nuevo y auténtico, después de que nuestro profesor de filosofía alemán favorito, Ernst Bloch, había formulado su “sistema abierto” con su “método dinámico de la formación progresiva” (Fortbildungslehre) que operó con un arsenal completamente nuevo de categorías fluyentes y dinámico-tendenciales, que querían penetrar científicamente, por medio de la anticipación, el horizonte de un futuro abierto y no determinado. ¿Qué más quedaba para explorar, si Bloch había explorado filosóficamente el propio concepto de lo nuevo, lo abierto, lo nunca-antes-reflexionado y lo nunca-antes-actuado? ¿De qué otra manera se podía superar un sistema en movimiento abierto y dinámico que no fuera a través del retroceso hacia un sistema en reposo cerrado y estático?

Franz no podía responder mi pregunta de una vez, ni mucho menos yo misma, pero decidimos investigar cualquier posibilidad concebible que podría darnos una pista en la dirección de una respuesta, incluyendo cualquier otra pregunta concebible que podría surgir en cuanto al sistema filosófico abierto de Bloch. Y para nuestra sorpresa, mientras insistíamos tenazmente en nuestro esfuerzo, con cada una de nuestras visitas a la filosofía de Bloch y ciertos aspectos de la misma, surgieron miríadas de preguntas y con ellas miríadas de respuestas posibles-aproximativas. Así fue como nacieron, llegaron a existir y a trascender nuestro propio método y filosofía multi-lógicos como respuesta progresiva y continua a la “Pregunta del Río Meno” de aquél momento.

En las siguientes cartas comenzaré a resaltar las premisas básicas de la filosofía de Bloch, y a comentar sobre los “puntos nodales” que se volvieron decisivos para nuestro afán de encontrar respuestas a mi pregunta.